Es inmanejable ya, no me gusta para nada la sociedad de delgadez en la que vivimos. Pero no es sólo el incumplimiento de la ley de talles ni el ojo crítico de los demás lo que me molesta; es percibirme a mí misma gorda y no poder cambiarlo. No poder evitar sentir esas ganas de comer y comer y comer, aún sin hambre, y robar un pedacito de acá y un pedacito de allá, total "es una puntita, es un pedacito". Después no me entra nada y me veo horrible ante el espejo, quiero cambiarlo y no hago nada, no puedo, no se cómo, no intento tampoco. Me siento mal, inflada, inquerible. No quiero más eso para mí, pero no pueeeeeeeeeeedo cambiar :( A veces veo a las flacas y no entiendo cómo no se dan cuenta lo bendecidas que están, lo feliz que sería yo con otro cuerpo...
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