Cobarde, cobarde.

Sí, definitivamente era una de las personas más cobardes. Su hipócrita mente la hiso valiente para algunas cosas, pero una total y absoluta cobarde para elegir los caminos de su vida. Cobarde, cobarde. Prefería guardar sus pensamientos e ideas en su cabeza a buscar una manera de solucionar sus problemas, pues aquellas soluciones tendrían un posible fracaso y eso la asustaba. Cobarde, cobarde. Prefería callar y quedarse quieta antes que alzar su voz y hacerse oír, aun cuando sabía que su silencio inquietaba a los demás y no dejaría que los demas pudieran entenderla. Cobarde, cobarde. Prefería ayudar a los demás a que sean felices, buscarle una solución a los problemas de terceros aún cuando aquella solución le rompiera el corazón pues estaba segura que una vez más si sus acciones tenían resultado otra persona se llevaría la felicidad que debería haber sido suya. Cobarde, cobarde. Callaba cada una de sus ideas, de sus pensamientos, por miedo a que nadie la esuchara y se encontrara, nuevamente, hablando contra una "pared", por miedo a encontrase nuevamente a sí misma encerrada en la oscuridad hablando sola. Cobarde, cobarde. Prefería llevar algo así como una vida ficticia dentro de su cabeza (ocupándola con historias, con fantasías, con música), para no tener que enfrentar los problemas que la vida donde tenía los pies apoyados (sólo los pies, no la cabeza). Maldita fuckin cobarde.