Me miró fijamente. No sé realmente qué esperaba de mí, pero por primera vez desde que lo conocía lo miré con expresión burlona. Sonreí como nunca había podido hacerlo delante de él, di media vuelta y lo dejé ahí, plantado en un punto, sin saber qué hacer: ¿será que sabía que me había perdido, y que por más que me corriera jamás volvería?
Recuerdos de Kenia.
Hace 3 años
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