Cyrano.- (Cuyo rostro va alterándose más y más.) Martes: la corte hizo un pequeño viaje de recreo. Miércoles: la Montglat dio un no al de Fiesque. Jueves: llega Mancini poco menos que a reina augusta de la noble Francia. El viernes, la Montglat dio un sí completo; y el sábado, por fin... (Cierra los ojos e inclina la cabeza. Pausa.)
Roxana.- (Extrañando que Cyrano no continúe, se vuelve, le mira y se levanta asustada.) ¿Se ha desmayado? ¡Cyrano! ¿Qué tenéis?
Cyrano.- (Abriendo los ojos; con voz vaga.) Nada, un ligero malestar.
Roxana.- ¿Estáis malo?
Cyrano.- (Al ver a Roxana inclinada sobre él, asegurase con un movimiento brusco el sombrero en la cabeza y se echa atrás en su sillón.) No; la herida que recibí en Arrás... y que aún siento.
Roxana.- ¡Pobre amigo!
Cyrano.- No es nada, lo repito. Pasará... ¡ya pasó! (Sonríe con esfuerzo.)
Roxana.- (En pie, cerca de él.) Todos tenemos nuestra herida; la mia aquí, aun abierta, (Poniéndose una mano en el pecho.) debajo del papel y amarillento, con huellas de su sangre y de su llanto. (Empieza a anochecer.)
Cyrano.- !Su carta! Me ofrecisteis, hace tiempo, dejadmela leer.
Roxana.- Si, cualquier día.
Cyrano.- ¿Queréis hoy?
Roxana.- Si esto os place...
Cyrano.- Lo deseo.
Roxana.- (Dándole el medallón que pendía de su cuello.) Tomad.
Cyrano.- (Tomando la carta.) ¿La puedo abrir?
Roxana.- Si, amigo mío. (Roxana recoge la labor y los enseres.)
Cyrano.- (Leyendo.) "Por tí, mi encanto, rebosa el corazón amor inmenso; y muero, y mis miradas codiciosas, festín supremo de mis ojos ebrios con tu beldad..."
Roxana.- ¡Qué bien leéis!
Cyrano.- (Continuando.) "...ya nunca al vuelo besarán tu menor gesto. Todos hoy los refleja, enardecido, en trance tan cruel, mi pensamiento; y uno entre los demás: el que te es propio al acercar los primorosos dedos a la frente..."
Roxana.- ¡Qué bien leéis! (Va oscureciéndose sensiblemente)
Cyrano.- "Y ansío gritar, y grito: ¡Adiós!..."
Roxana.- ¡Oh! Leéis... Cyrano. "Mi dueño..."... con una voz ...
Cyrano.- "... mi dicha, mi tesoro..."
Roxana.- ... ¡que yo escuché otra vez!
(Roxana se le acerca sin que él lo note, se coloca detrás del sillón, se inclina y mira la carta. La oscuridad aumenta.)
Cyrano.- "De mis recuerdos ni un punto se alejó tu bella imagen, porqué soy, y seré después de muerto, quien te ama, quien por ti..."
Roxana.- (Poniéndole una mano en el hombro.) ¿Cómo es posible que a oscuras la leáis? Yo nada veo.
(Cyrano se estremece, se vuelve, ve a Roxana, hace un movimiento de espanto, baja la cabeza. Larga pausa. Luego, entre las sombras que ya los envuelve por completo, Roxana, con las manos juntas, dice lentamente, deteniéndose en cada palabra.)
Roxana.- ¡Infeliz! ¡Y pasasteis catorce años como amigo viniendo a este convento para mi distracción!...
Cyrano.- ¡Ah! Yo, Roxana...
Roxana.- ¡Quien me amaba erais vos!
Cyrano.- ¡No!
Roxana.- ¡Conocerlo debí cuando mi nombre proferíais!
Cyrano.- ¡No era yo! ¡No era yo!
Roxana.- (Con vehemencia.) ¡Vos! ¡Oh! ¡Comprendo cuán generosa fue vuestra impostura! ¡Las cartas!... ¡Erais vos!
Cyrano.- ¡No!
Roxana.- (Siempre con vehemencia.) Los conceptos apasionados...
Cyrano.- ¡No!
Roxana.- La voz que puede aquella noche oir..., ¡vos!, ¡todo vuestro!
Cyrano.- ¡Juro que no!
Roxana.- ¡Vibraba allí vuestra alma!
Cyrano.- Yo no os amaba.
Roxana.- ¡Si!
Cyrano.- ¡Tened por cierto que era el otro!
Roxana.- ¡Mentira! ¡Vos, vos erais!
Cyrano.- ¡Ah, no, no!
Roxana.- ¿A qué negarlo, si el acento os vende? ¡Vaciláis!
Cyrano.- (Vencido, con pasión) ¡No, no, amor mío, yo no os amé jamás!
Roxana.- ¡Ah! ¡Mis recuerdos!...¡Un mundo hecho pavesas, que renace!... ¿Por qué, por qué ocultasteis tanto tiempo, Cyrano, vuestro amor, si estaba escrito por vos ese billete, si era vuestro ese llanto?...
Cyrano.- (Dándole la carta.) Esa sangre era la suya.
Ai, me encanta Cyrano. (:
Recuerdos de Kenia.
Hace 3 años
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