Guns N Roses

sábado, 19 de septiembre de 2009

Nada les alcanza.

Era una injusticia. Era siempre lo mismo, una y otra vez. Eran demasiados tropezones, demasiadas caídas.


Trataba de dar lo mejor de sí, poniendo siempre la felicidad de los demás por ensima de la suya; pero eso no les alcanzaba a los demás para aceptarla tal cual era. Buscaba no molestar a nadie, no invadir el espacio del otro; pero eso tampoco era suficiente. Se apartaba del camino cuando le parecía que estaba interponiéndose a alquien; pero eso no era suficiente. No era suficiente nada, nada les alcanzaba: ni la humildad, ni dejar todo por el otro, ni la poca ambición, ni el amor, ni el único deseo de ser feliz junto a los demás. No, nada les iba a alcanzar jamás para aceptar al otro.
Y ella sentía un dolor único, un dolor silencioso. Un dolor que callaba por no molestar, un dolor que la agobiaba y no la dejaba respirar. Un dolor que la llenaba de bronca, malhumor y miles de sentimientos inexplicables más, pero por sobretodo Tristeza. Tristeza, eso era lo que sentía. Ganas de irse muy lejos y no volver nunca más. Ganas de irse y llevarse consigo solo a las poquitas personas que la escuchaban y estaban con ella de verdad. Ganas de gritar, ganas de llorar, ganas de encerrarse en su pieza y no salir nunca más. ¿Por qué todo era tan injusto?

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