Madurar o no madurar? He aquí la cuestión.
Desde que somos chicos escuchamos frases tales "cuando madures...", "madurá, nena", etc. Tu cerebro, entonces, años después relacionará la "no madurez" como algo que está mal, como algo que tenés que evitar, insitándote a vos mismo a madurar. Pasan los años y siguen apeciendo ex novios, ex amigos, personas con las que por un motivo u otra te peleás, etc que nuevamente utilizan la maldita palabra en oraciones como "madurá de una puta vez".
Pero ¿está realmente mal no madurar? La persona madura aburre. Son personas calladas, sin amigos, a quienes les cuenta reír casi, pues las personas no maduras nos reímos de estupideces que a ellos les parecería demasiado inmaduro para hacerlo, por lo que eligen cerrar el pico y no hacer ningún tipo de acotación. Las personas maduras quedan expuestas a las risas: tomarte demasiado enserio las cosas obsesiona y trae problemas, teniendo en cuenta que alguien que toma todo muy enserio no sólo sufrirá más que lo normal, sino que no sabrá reírse de sí mismo y eso es algo muy malo, muy muy malo en la vida. Hay que aprender a reírse de uno mismo, a encontrar dentro de un vergonzozo pasado algo por lo que sonreír.
Pero tampoco se puede ser un "No maduro". El No Madura no toma nada en cuenta, no le importa nada. Vive porque el aire es gratis, se reíe de cualquier cosa y cualquiér acotación de otra persona le parecerá una pequeñez comparado a sí mismo. Las personas No Maduras no saben encontrarle un valor moral a las cosas; rié demasiado hasta que los demás lo "tachan" de tonto. Hay que aprender a tomarse las cosas con responsabilidad, ser hábil en el arte de vivir día a día.
Yo creo que habría que hacer un equilibrio entre ambas cosas: un poco de seriedad cuando se la nesecite y una sonrisa inmadura cuando sea prudente. Hay que saber ser responsable y serio cuando la vida te obliga a serlo, pero jamás olvidar el espíritu despeocupado, feliz y alegre que tanto relacionamos con la infancia. Hay que hacer un equilibrio, o al menos intentar hacerlo. Así uno es más feliz: ríe cuando le parece, se pone serio cuando lo nesecita. Y así habría que hacer en todos los aspectos de la vida: hacer una balanza de cada cosita que no crucemos en el camino.
Por eso me niego a madurar del todo, por eso me niego a ser infantil; por eso eligo
un equilibrio (espero poder lograrlo).