La psicosis maníacodepresiva, que en algunos casos es una enfermedad espectacular, se caracteriza por la alternancia recurrente entre fases de euforia y de depresión profunda. En el
trastorno unipolar, la persona afectada tiene períodos recurrentes de depresión grave, que se manifiesta, tanto en un trastorno como en el otro, por la
apatía, la letargia, el
abatimiento y la desesperación,
las perturbaciones del sueño,
la lentitud de los movimientos físicos y del pensamiento,
fallos de memoria y de atención, imposibilidad de concentrarse y pérdida de interés por cosas que a todo el mundo le producen placer. También hay pensamientos suicidas,
autoincriminación y sentimientos de culpabilidad desproporcionados. En los episodios de manía o hipomanía, los pacientes bipolares tienen un tono vital y
una autoestima grandes, duermen poco y rebosan energía, la productividad de su pensamiento aumenta. A veces, los maníacos se vuelven paranoides o
irritables, pueden hablar rápida y entrecortadamente y sus pensamientos fluyen con facilidad y saltan de un tema a otro de forma incesante. Suelen estar convencidos de que sus ideas son correctas e importantes, lo que les suele llevar a juicios equivocados y comportamientos impulsivos.
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