El dolor no tiene un límite de tiempo. No se puede saber con ciencia exacta cuánto puede durar, ni siquiera se puede saber si las heridas cuando realmente duelen pueden volver a sanar. No sabemos si es verdad que en algún momento todo volverá a su estado anterior, cuando las olas estaban calmas, cuando la situación no desaparecía y reaparecía para hacerte trizas el alma. Se supone, según los libros de psicología, que con mucho trabajo se logra que ya nada te importe y hacer sanar así el dolor. ¿Pero será verdad? Todo depende de la persona y la situación. La vida y el carácter de la persona, sumados a la situación dolorosa en cuestión serán factores determinantes pero la cantidad de dolor que se pueda sentir. Algunas personas creen que no es normal que la gente se sienta tan mal por pequeñeces, o que alguien se sienta mal por un hecho ya pasado o que quizás ni siquiera está muy segura de que haya sucedido; pero es normal, es normal. Es normal que algunas personas sientan tanto dolor que dentro suyo se haya formado un abismo, un agujero vacío que a veces grita más fuerte que otras veces para hacerse oír cuando inconcientemente se lo llama. Es muy fácil comentar con risa lo mal que están algunas personas y pensar que son sólo unos idiotas que no saben nada de la vida, pero quien sostenga esto estará siendo muy cerrado hacia el mundo que lo rodea: te informo, amigo mío, que todos tenemos
nuestros propios tiempos, nuestros propios sentimientos, nuestra propia vida. Yo no sé si es verdad que alguna vez alguien haya podido eliminar del todo algún dolor fuerte persistente, pero si lo hay me gustaría saber cómo se hace para olvidarte de ese dolor, de esa sensación de vacío dentro tuyo.
¿Será posible, me pregunto, olvidar el dolor?
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